sábado, 11 de agosto de 2007

Compartamos una leyenda austral

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El cerro de la mano negra

Un cerro de Coyhaique tiene antes de llegar a la cumbre, estampada una mano negra, la que apareció después de que un hombre se tendió a dormir, sobre su manta a media falda del cerro.
El hombre sintió que se hundía, que la tierra se lo tragaba y en su desesperación comenzó a levantar los brazos queriendo asirse a algo para levantarse y profiriendo espantosos gritos.
En su angustia estiraba la mano temblorosa, quería aferrarse, pero se sumió. Y esa es la mano de él, que refleja una mano hecha de terror.
Oreste Plath. Geografía del mito y la leyenda chilenos.

Compartamos una leyenda del sur




La laguna de Las Tres Pascualas



Al final del siglo XVIII, tres muchachas llamadas Pascuala iban a lavar ropa a una laguna, como en aquellos tiempos lo hacían casi todas las mujeres pobres de la ciudad. Era realmente un espectáculo pintoresco y lleno de vida el que ofrecían esas hileras de mujeres que en la mañana y en la tarde iban a lavar a la laguna.
Un día llegó hasta la casa de las tres muchachas un forastero en demanda de hospedaje, el que fue acogido gustoso por el padre de las jóvenes.
Todos los días al morir la tarde, regresaba hasta la casa el solitario forastero y miraba a las Pascualas que volvían cantando, al aire sus trenzas rubias y su atado de ropa sobre la cabeza.
El joven se enamoró de las tres hermosas muchachas y cada una, en secreto, le correspondió su amor.
No sabiendo a cuál de ellas elegir como su esposa, en la noche de San Juan les dio cita a las tres en la orilla de la laguna.
A las doce de la noche el forastero remaba, pero desesperado al ver reflejarse en las plateadas aguas a las tres Pascualas, comenzó a llamar: ¡Pascuala...! ¡Pascuala...! ¡Pascuala...! Las tres al sentir su nombre se creyeron elegidas y comenzaron a entrar en las traicioneras aguas.
Desde entonces, en las hermosas y encantadas noches de San Juan, a las doce, se ve un bote y entre el croar de las ranas surge una voz que llama desesperadamente a las mozas.
Versión de Oreste Plath. Geografía del mito y la leyenda chilenos.

Compartamos una leyenda central



Cómo nació el Aku-Aku



Unos diablos, una tarde calurosa, se despojaron de sus ropas para entregarse al sueño. Pero aconteció que pasó un joven de apuesta figura y pudo observar con gran admiración que sus cuerpos carecían de carne y se les podían ver y contar las costillas.
A Takuihu —que así se llamaba el joven— se le quedó fuertemente grabado en la memoria tan extraño espectáculo.
Otro diablo por ahí cercano había estado observando la escena y prorrumpió en grandes gritos, hasta despertar a sus colegas y les refirió que Takuihu los había sorprendido durmiendo.
Los diablos, por temor al ridículo en que caerían entre los isleños si Takuihu contaba algo sobre su curiosa contextura, resolvieron salirle al encuentro, jurándose darle muerte si les decía que los había visto desnudos.
Interrogado el joven, que no tenía un pelo de tonto, negó con todo aplomo. Juró en tal forma, que los diablos lo creyeron sincero.
Los diablos lo acompañaron hasta su casa y no dejaron de vigilarlo y escuchar sus conversaciones, por si hacía comentarios sobre sus escuálidos cuerpos. Durante dos días estuvieron escuchando pero el joven les había espiado y guardaba la más absoluta reserva.
Después de este tiempo se retiraron, seguros de que el secreto de sus ridículos cuerpos no era conocido por ningún mortal.
Pero cuando Takuihu se vio libre de los diablos, cogió un trozo de toromiro y talló en él la figura descarnada que tenía en su memoria.
Tal fue la razón de las primeras imágenes de Akauaku que se tallaron en Pascua y éste el medio de comunicación que encontró el nativo sin recurrir al lenguaje, para contar lo que había visto.
Oreste Plat. Geografía del mito y la leyenda chilenos.

Compartamos una leyenda central



LA CARRETA DE LOS PINCHEIRA.


Todas las mañanas, antes de que salga el sol, se oye el cansado rodar de una carreta que se acerca a Recinto. Y entre los vaivenes de sus pesadas ruedas y el rumor de unos sillosos contenidos de mujeres, la carreta pasa. De pronto su ruido característico y el llanto deja de percibirse. La carreta lleva el tesoro de los Pincheira, que nadie sabe dónde quedó. Quizás en qué recodo se halla oculto, o bajo que árbol ya inexistente escondieron los malechores las joyas, los servicios de la plata maciza, que robaron en las casas de la haciendas asaltadas; los copones de oro que hicieron desaparecer de ésta o aquella iglesia de San Carlos o Chillán. La carreta de los Pincheira, con sus cautivas y cosas preciosas, traquetea, mientras el alba llega. Todo se va cuando aparece el sol.

Versión de Caupolicán Montaldo.





Compartamos una leyenda nortina


"ALICANTO"

Para muchos mineros, es un sueño que algún día el quimérico alicanto les muestre el camino de la fortuna... pájaro enorme, de grandes alas color metálico que relucen bajo el sol, pico encorvado, y patas alargadas con afiladas garras. A este mítico ser se le atribuyen poderes tan mágicos que es capaz de señalar el sendero hacia una rica veta mineral. Muchos ya lo han visto, y dejando todo de lado. Lo han seguido hasta el lugar donde la enorme ave se posa, indicándoles el lugar exacto de la riqueza. Pero quienes lo siguen, lo hacen en forma tan inesperada que al llegar al sitio que esconde el supuesto tesoro el ave lo abandona dejando al aventurero sin agua ni comida. Sólo una plegaria a la virgen les pueda mostrar el camino de regreso.

¿Qué son las leyendas?

  • Son narraciones orales o escritas de acontecimientos fantásticos que se transmiten por tradición.
  • Tiene una apariencia histórica.
  • Puede estar escrita en prosa o verso.
  • Compromete lugares y personajes reales.
  • A través del tiempo la historia se va alterando con respecto a la historia original.

A leer y a cuidarse en época de pandemia!

¡Vamos a leer!!!!